La magia y el frenesí inauguraron esta nueva era de La Gusana Ciega donde se puntualiza: hay que empezar de cero.
Hacía tiempo que La Gusana Ciega no pisaba un escenario para interpretar su música en vivo. La banda recuerda con melancolía su última presentación que data más o menos cerca de un año y medio. La oportunidad de volver a estar rodeados de sus fanáticos mientras estos coreaban eufóricos sus canciones, se hacía cada vez más lejana. La pandemia lo impidió en su momento, pero ingeniosamente la agrupación mexicana intervino; una serie de episodios musicales virtuales llegó durante el segundo bloque del 2020 y así fue como poco a poco empezamos a creer en la esperanza. El tiempo empezó a mejorar y los conciertos en vivo emprendieron la tarea de retomar sus actividades con “normalidad”. Gracias a Ocesa y su nueva modalidad de palcos privados fue posible disfrutar de una noche única y llena de nuevos comienzos.
El clima era todo un misterio. Habían caído las primeras gotas que cedieron pronto, aunque lo que perduró fueron las constantes ráfagas de aire frío; clima que quedó en el olvido luego de que Daniel Gutiérrez, Germán Arroyo y Luis Ernesto Martínez arribaron al escenario instalado dentro del Autódromo Hermanos Rodríguez cerca de las 21:00 H. Una pantalla se encontraba en el fondo y se contemplaba en ella la evolución de la monarca que pronto se transformó en una pirámide invertida para luego presentar algo totalmente distinto y nunca antes visto. ¿Qué era todo aquello? Efectivamente: la evolución de la banda.
Los primeros acordes de “Rock and Roll” resonaron y el público empezó a gritar con entusiasmo. Los visuales que proyectaba la pantalla conseguían un juego espectacular de luces y situaciones muy particulares. Las animaciones lograron emocionar a los presentes con su coordinación con el setlist de la noche. ¿Qué se esperaba para este concierto? Se podría decir que todo, pues incluso ese cúmulo de emociones consiguieron apoderarse de todos los fanáticos quienes corearon con emoción clásicos de ‘Conejo en el Sombrero’ como “Entra en el Agua”, “Ella Estrella” y “Conejo en el Sombrero”.
Mientras ajustaban instrumentos, Daniel Gutiérrez aprovechó para dedicar unas palabras que sirvieron como una especie de prólogo para lo que se avecinaba. La Gusana Ciega se mostraba realmente emocionada de estar de regreso en los grandes escenarios y su energía se transmitió con facilidad al instante. “Celofán”, “Me Puedes”, “Amantes Modernos”, “No Puedo Verte” y “Más Grandes” fueron interpretadas.
Hace relativamente poco la agrupación compartió el primer sencillo de un álbum que está preparando, y con un mensaje motivador el cual se centró en la búsqueda de los nuevos inicios, tocó “Empezar de Cero”; reflejando que esta nueva etapa será mucho más introspectiva. Sucesivamente “Tornasol” y “1987” hicieron la memorabilia de los días más felices.
En la recta final del concierto, el líder de la banda aprovechó para dedicar una ronda de canciones a sus seres más cercanos que los han acompañado en los momentos más difíciles. De esta manera sonó “San Miguel”, “Pasiflorine” y “Tu Volverás”. El cierre llegó con una pista de baile brillante al ritmo de “Californica” y “Yes Sir, I Can Boogie”; una noche tan melancólica, brillante y chispeante.