Texto y fotografías: Massiel Mendoza
Tercera llamada, ¡comenzamos! El Teatro de la Ciudad Esperanza Iris congrega a un público ávido de música y de contacto artístico. Hay impaciencia, silencio y total seguridad sanitaria para presenciar un acústico. La gente está aquí reunida para ver al power trío qbo, después de dos años sin eventos.
Las luces se dirigen al escenario para alumbrar la figura de Manuel Suárez, el músico encargado de abrir el espectáculo, quien fue parte de la banda Guillotina y Motor. Él demuestra que el rock es una actitud, algo más que un género y una guitarra. Deja en cada rasgueo y en cada suspiro lo que significa su disco “2020”. Se nota en su cara llena de certezas, pero sobre todo, de amor hacia su profesión.
La intimidad que logra el artista con los escuchas se hace presente. No es para menos, lleva 25 años en esta industria. Suena CDMX que refleja la ambivalencia de amor y odio hacia la metrópoli. Después, Respirar, que habla de un momento difícil, para posteriormente pasar a Llorar, que relata una historia de tristeza sin retorno. Para despedirse, dedica su voz a los que han muerto tras la pandemia y recomienda no bajar la guardia.
Hay una pequeña pausa que solamente aviva las emociones. El escenario se transforma rápidamente en un cómodo set con lámparas de luz cálida y sillas para los músicos: Tonio (Antonio Ruiz), en la voz y guitarra; Lu (Luis Salinas), en el otra guitarra y Tarro (Arturo Martínez), en la batería.
Los tres toman su lugar correspondiente y empiezan a demostrar de qué están hechos. Se ven felices por presentar este nuevo formato. Prometen una noche llena de sorpresas y se ponen nostálgicos al mencionar que ya pasó mucho tiempo desde aquella última vez que tocaron.
Esta ocasión es especial, han incluido un cajón peruano, dos guitarras acústicas y una batería. Antonio Ruiz tiene un carisma inigualable, pues al término de sus interpretaciones hace más amena y relajada la noche con pequeños chistes entre sus compañeros.
Aunque es un acústico, en ningún momento dejan de lado su esencia rockera; al contrario, hacen una nueva versión de sus canciones y las llevan a otro nivel. Se muestran cercanos a su audiencia, le piden a los asistentes que canten y que se apropien de estos temas que conforman sus seis producciones discográficas.
Llega Nada, con un sentimiento especial y una energía más estruendosa. Borrando mis Huellas se integra a esta velada, que es un suplicio de libertad después de una relación tortuosa. Y a modo de contraste, Vuelve a Mí se apodera de cada entresijo del lugar.
Los espectadores cantan con mucho entusiasmo Fantasma, que es una pieza musical de su álbum “III”. Es uno de los temas favoritos y es que cualquiera puede sentirse identificado con él ¿Alguna vez has sentido un vacío después de una ruptura amorosa? De eso trata esta canción, de un recuerdo vivo, pero que no es real. De un dolor causado por la soledad y la ausencia.
Como parte de las sorpresas, interpretan No Pude Imaginar, que hace mucho no la contemplaban en su setlist. Sirena suena con toda la potencia, para después incluir Si tú no estás que trae las memorias a flor de piel.
Lo Siento representa el arrepentimiento. Sale a relucir la melancolía de otra época con Para Seguir, una composición que marcó su historia por siempre y les hizo ganar cientos de fans. Con un ritmo impecable, arriba Anclas, hecha para reflexionar y dejar a la mente fluir. Getting Away se une a esta noche llena de sensaciones y ya se vislumbra el final.
De pronto, algo inesperado sucede. La gente no sabe qué pasa, se escuchan murmullos y una melodía misteriosa que se fusiona con la tonalidad azul de las luces. Se abre el telón y el humo se esparce por el escenario: el acústico se convierte en un concierto eléctrico.
Con tintes de hip-hop y metal, Desvanecer es tocada con toda la potencia que merece. Los instrumentos suenan a todo volumen, las voces son vigorosas y los asistentes se paran de sus asientos para corear al unísono: “¡No te quiero ver desvanecer!”.
Saltos, movimientos uniformes y una particular alegría. Así recibe el público a No Más, un tema que los consagró como uno de los mayores exponentes del rock y del new metal en México. Entre bailes y puños levantados se acaba este concierto que solo marca el inicio de una nueva etapa en la agrupación.
Se baja el telón. El recinto poco a poco vuelve a la normalidad, mientras que la gente se retira entre una atmósfera de fascinación. Ha sido una noche repleta de aventuras. Qbo demostró estar más vigente que nunca. Ni una pandemia podrá detener su fortaleza.
La banda estrenará un nuevo álbum a principios del 2022, titulado “Mortal”. Un trabajo que, según Tonio, será más colorido que los anteriores. Para prueba de ello puedes escuchar su sencillo Despiértame, un canto desesperado por encontrar paz interna que juega con nuevos arreglos, así como texturas. Escúchalo aquí: